Hacia mediodía se cubrió el cielo de nubes, comenzó a chispear y se levantó un fuerte viento que venía de derecha a izquierda alzando grandes cantidades de polvo. Los turistas, por la derecha, andaban a paso fuerte para evitar mojarse. Me vino entonces a la mente una idea irónica: mientras unos huyen por no mojarse, otros (los desgraciados que estuvieron 66 años antes a la toma de esta fotografía en el mismo espacio) luchaban contra algo inmensamente peor. Lamentablemente, la gran mayoría de esos antiguos forzados moradores del campo se acabaron mojando.